Simetrías inconsecuentes
17 de julio El insomnio me mantenía despierto pero me negaba a continuar con Los últimos días de Julio Verne de Sergio Olguín, que había comenzado el día anterior. No sintonizaba con las primeras páginas y abandonar la lucha por el sueño por una lectura insatisfactoria no me hacía gracia. Extenuada vigilia, esa era la verdad. Entonces, entre continuar el desvelo estropeando con mi zarandeo el esmero con que había hecho la cama a la mañana y aprovechar el libro de Olguín para dormirme, opté por lo segundo. Cuarto capítulo, “El informe Zambaco, primera parte”. Sabemos que cuando se malicia transgresión, la fatiga se esfuma. ¡Zas! Se fue el sueño. La lectura me hacía sentir incómodo. Se trataba de un informe científico sobre la precocidad sexual de una niña no ingresada aún a la adolescencia. Tuve el pálpito – yo, gran ignorante – y acerté que el tal Zambaco del título del capítulo no era ficcional, o que era ficcional pero el nombre provenía del mundo real y no cualquiera sino del mundo