Sinceridades y cascotes


 José Natanson ha sido uno de los críticos más sagaces para explicar el macrismo, antes y después de la victoria electoral en 2015. La militancia peronista quedó grogui, no atinaba y tardó bastante en recuperarse. Con las cosas que pasan, el director de El Dipló ensaya en su prestigioso medio una síntesis sobre el devenir fallido del gobierno de Macri: no fracasó por la radicalidad de sus reformas ni por el rechazo social que generaron (…) fue porque no logró controlar la inflación, bajar la pobreza o mantener a raya el dólar (tres cosas que en realidad son lo mismo) (…) la sociedad no es necesariamente hostil a los programas de ajuste: lo que pide es que la estabilización que prometen se concrete.” La sinceridad gélida de las controvertidas y a la vez atendibles formulaciones en esta cita renueva antipatías nacionales y populares a su autor, por decir lo mínimo. Irrita que desconsidere el peso de la resistencia del pueblo y también que piense que las reformas que intentaron los macristas carecieron de radicalidad. Ni hablar de la irreverencia que supone hablar de consentimiento de la sociedad a los ajustes económicos. Pero con el potencial advenimiento gubernamental de la ultraderecha en los días que corren, el cáustico Natanson parece tan consternado como el resto del cachaciento espectro político democrático argentino. Lo que especula, aún en la cita, es digno de tenerse en cuenta, y original, más allá de las razonables reservas peronistas, aunque produzca resquemores, ganas de tirarle un cascotazo y ofusque que guste tanto de titear a paisanos populáricos.

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