Espantajos e iracundos


Son 11.138.818 de votos que no merecen el flaco perdón de Dios. Milei y Bullrich – engendro neoliberal de dos cabezas – no sienten empatía por nadie. Insultan a vulnerables, débiles y hambrientos; los culpan de los desastres que causan las corporaciones que Milei y Bullrich aspiran a representar. Invocan violencia en sus discursos, promueven la impiedad hacia los necesitados; saludan el egoísmo, la vindicta, la exclusión, la represión ilegal y la quita de conquistas logradas en arduas jornadas de lucha. Proponen engullirse instituciones y bienes nacionales que apenas sobreviven y funcionan pese a las intentonas corporativas de arrebatarlos. En síntesis, bregan por objetivos derechistas que rondan el mal absoluto. Por ello reciben el aplauso policlasista de más de once millones de almas. ¿Reflexiones para comprender cómo ha sucedido esto? Ninguna de nuestra parte; esos votantes se pueden ir al infierno junto a los que sufragantes de Trump, Bolsonaro y parecidos. Dejemos que otros indaguen sobre sus inclinaciones comiciales. Quién sabe qué devendrá de sus insatisfacciones. Por ahora, once millones y pico de electores iracundos coinciden con lo que vociferan el par de espantajos, tiranuelos mortíferos entre quienes acaso se decida la presidencia de la nación. ¿Nos vemos en la pelea?
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