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Mostrando entradas de 2024

“No importa lo que se dice, casi. Importa el cómo” (III)

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  24 – 09 – 24 Aunque Chitarroni en La noche politeísta previene sobre solecismos (pág. 9) no sabemos si los ha hecho a propósito o nos largamos a lo bruto y lo atribuimos a errores de impresión. Esto es en parte la gracia del libro. No hay por qué explicar nada y sin embargo persistimos en explicaciones. Los cuentos dan la idea de que nos hallamos ante una gran chacota (“… mi hermana varón …”) dedicada en especial al lector atento y digna – la gran chacota – de relatos absurdos y tupidos que no se esmeran en insinuar, por ahí ni poseen, una clave o varias claves. En la boda de “El cardinal carpintero”, donde aparte de solecismos y resplandores a rabiar encontramos intertextos desopilantes ( Leonardo Favio , el bachiller Sansón Carrasco y Fray Hortensio Félix Paravicino , entre varios más), inferimos un narrador lúcido y displicente a la vez. Pero muy jugado en que la displicencia se le note, cosa de transmitir sin ambigüedad que el narrador es un displicente, cuando en el armad

Temas amargos en día alunado

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  19 – 09 – 24 Hablar o comentar la pandemia en notas y libros que van viendo la luz medio como que empacha. Remitirse si no al personaje Land de El estilo de los elementos de Rodrigo Fresán, o a la entrevistada Silvia Labayru o a la autora Leila Guerriero de La llamada . En podcasts dedicados a la literatura como El sonido y la furia , Marcar como leído o Vidas prestadas , escritores conocidos y novatos se deleitan con sus fruslerías y padecimientos durante la pandemia. Lo mismo pasa con otros temas. El domingo 15 por la mañana leí un reportaje de una periodista a una prolífica escritora, autora de un libro sobre la menopausia y sus bemoles. Estos bemoles la impulsaron a estampar su experiencia por escrito. Por más casuales o breves que sean las referencias a estos asuntos, me tienen podrido. Por si esto fuera poco, están los escritos sobre la dictadura. Así, un cristiano promedio – que lee de tanto en tanto – se entusiasma por los años del plomo y en la creencia de aportar la

Attila Netanyahu

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  12 – 09 – 24 Donald Sutherland brilla con la interpretación de Attila Mellanchini en Novecento (1976) de Bernardo Bertolucci . Es el más malo entre los malos, un fascista impío, irredimible que al final de la película cosecha lo que plantó. En vísperas de la derrota del fascismo los partisanos corren por la campiña italiana a Attila y a su pareja, Regina (Laura Betti). Él va armado con un pequeño revólver que dispara al bulto en el intento vano de impedir el avance de los perseguidores. Cuando lo alcanzan ocurre lo previsto. Pese a la crudeza de la escena se impone la justicia poética. Fuera del cine realista el mundo actual muerde, como nunca. El diario Guardian informa que el 10 de septiembre el ejército israelí atacó un campo de refugiados en la costa de Gaza que dejó 19 muertos y 60 heridos . El 11 del corriente le dieron a una escuela y allí murieron 18 personas . La variante de la ultraderecha que gobierna Israel no muestra reparos en producir lo que los poderosos denom

Sabidurías sensibles (II)

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09 – 09 - 24 Seguro que luego de concluir La noche politeísta se ha abierto la mente y el espíritu del lector a tan nuevas como sensibles sabidurías. No hay continuo en estos relatos. Se trata de una serie de segmentos no causales dispuestos a la manera en que al creador se le dio por ponerlos sin otorgar mérito, como el típico vanguardista, a la más a menudo que no profanada unidad. En efecto, las intertextualidades provenientes de los principales campos del conocimiento – la literatura, la historia, la filosofía – los absurdos que promueven anacolutos , solecismos , pleonasmos , antítesis y oxímoron no crean sentidos novedosos sino lo opuesto y son tan frecuentes en este gracioso y gallito volumen de 130 páginas que parece que fueran 600. Pero el lector de los de antes no se queja. En verdad desearía desaforado que no se acaben hasta las 1.600, aunque no le den resuello y medio como que lo maten. HD (hugodemarinis@guardaconellibro.com) https://www.guardaconellibro.ca/

Cambiar vida por palabras (I)

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05 – 09 – 24 Si no se quiere perder el rumbo en relatos como los de La noche politeísta de Luis Chitarroni , mejor leerlos sentado cómodo y atento con el libro sobre un escritorio generoso; no en la cama ni en la playa ni en el transporte público. Tener a mano una historia de la literatura universal, un manual de mitología griega, un diccionario lo más completo posible y acceso a internet (¿cómo se habrá llevado Chitarroni con internet?). Asimismo se necesita por lo menos una segunda lectura. El lector debe invertir pedazos de su existencia para descifrar significados sin garantías de obtener siquiera modestos dividendos. Perdón por el uso del amarrete lenguaje financiero tan en las antípodas de este libro cuyo recorrido obliga a interrogar sobre el valor del acto de lectura. Ahí va de nuevo “valor”, en vez de placer. El placer que no lleva a nada redituable, que no trae más que una pulsión que incita a cambiar vida por palabra s . HD (hugodemarinis@guardaconellibro.com) https://www

Opciones

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02 – 09 – 24 No afirmamos nada desopilante. Solo decimos qué pasa si es cierto que las cuentas no están claras en el resultado de las recientes elecciones en Venezuela. Qué pasa si no nos desvelan estas presumidas cuentas opacas de las elecciones más que la posibilidad de que una ultraderecha feroz se haga con el gobierno, con fórmulas más ilegítimas que las que se sospechan de Maduro. Hace unos días se armó pelotera porque Mayra Arena sugirió que la corrupción en la obra pública argentina contribuía a distribuir mejor la riqueza. Se supone que los neoliberales no son corruptos; se supone, porque sí, el neoliberalismo es tan corrupto como cualquier representación política. Pero está bien, que el neoliberalismo es corrupto resulta una aseveración más emocional que inconcusa, por lo cual se podría invitar a cualquiera que se interese a investigar y debatir sin chicanas y en igualdad de condiciones. Una pregunta no descaminada sería qué clase de gente (o la gente de qué clase) se vería

Los progresistas pensantes y sus matices

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04 – 08 – 24 Los progresistas que equivocados o no comparten inopinadamente posiciones con la derecha (centro, qualunque y extrema) se distinguen por sus matices. En la entrada previa hablamos de José Natanson pero no mencionamos que respondió a un escucha del programa Un Mundo de Sensaciones (28 – 07 – 24) que las sanciones que impuso Estados Unidos a Venezuela no la ayudan a salir de su crisis aunque tampoco son suficientes para explicarla. Las culpas para el director de Le Monde Diplomatique recaen sobre Nicolás Maduro y el fallecido Hugo Chávez. Horacio Verbitsky en El Cohete a la Luna Radio , crítico áspero del gobierno bolivariano, señaló el domingo 4 de agosto en su editorial que el vodevil de noticias de la prensa hegemónica empezó y terminó con un supuesto fraude a favor de Maduro. Según El Cohete ninguno de los gigantes mediáticos se refirió a la esencia de la crisis venezolana, precisamente las sanciones impuestas por el imperialismo estadounidense. Menuda diferencia

Progresistas reaccionarios

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27 - 07 - 24  En los buenos tiempos aventurarse con El Dipló ( Le Monde Diplomatique ) equivalía a sumergirse en estado de gracia en las intricadas profundidades del pensamiento de avanzada. Resultaba hasta agradable meterse con los adalides de la derecha pensante, que como en la actualidad no son muchos, pero sí eran cultos y talentosos: desafiaban al lector curioso a meditar sobre sus más caras hipótesis y certidumbres. No parece ahora ser mucho más el caso. Hoy por hoy El Dipló bien puede retener la deslustrada noción de progresismo pero de ahí a continuar como referencia de fuente de conocimiento, ya parece no. Para ejemplo diré que llegaron de Le Monde Diplomatique a mi correo no una sino dos notas súper-sesgadas a favor de la oposición en las elecciones en Venezuela . Será que José Natanson las publicó en nombre de la progresista amplitud de criterios ideológicos. Está bien, pero se le olvidó incluir alguna posición distinta a las de estos dos escribas. Digamos, algo más equili

Alice Munro

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  24 – 07 – 24 Una punta de años en Canadá y pese a mi capacidad de lectura no recuerdo haber leído ni una línea de Alice Munro. Tampoco la tengo en mi biblioteca, aunque después de su Nobel   me prometí adquirir al menos sus más notables colecciones de cuentos. Eso sí, leerla cuando tuviese tiempo y ganas. Ganas y tiempo: difícil que el chancho chifle. Comentábamos en la entrada anterior que una coincidencia me llevó del personaje Leyla de Los últimos días de Julio Verne de Sergio Olguín a la real Andrea Skinner , hija de la laureada escritora. Skinner fue abusada por su padrastro; Munro supo del episodio y en definitiva tomó parte por su marido. Cuando el hecho alcanzó estado público cayó como una bomba en el mundo lector y también entre quienes la conocían solo de nombre. Inconmensurable la tragedia de Skinner, que se antepone a cualquier consideración sobre qué hacer de ahora en más con la obra de Munro. En esto último ya existen quienes quieren poner en práctica la peliagu

Simetrías inconsecuentes

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17 de julio El insomnio me mantenía despierto pero me negaba a continuar con Los últimos días de Julio Verne de Sergio Olguín, que había comenzado el día anterior. No sintonizaba con las primeras páginas y abandonar la lucha por el sueño por una lectura insatisfactoria no me hacía gracia. Extenuada vigilia, esa era la verdad. Entonces, entre continuar el desvelo estropeando con mi zarandeo el esmero con que había hecho la cama a la mañana y aprovechar el libro de Olguín para dormirme, opté por lo segundo. Cuarto capítulo, “El informe Zambaco, primera parte”. Sabemos que cuando se malicia transgresión, la fatiga se esfuma. ¡Zas! Se fue el sueño. La lectura me hacía sentir incómodo. Se trataba de un informe científico sobre la precocidad sexual de una niña no ingresada aún a la adolescencia. Tuve el pálpito – yo, gran ignorante – y acerté que el tal Zambaco del título del capítulo no era ficcional, o que era ficcional pero el nombre provenía del mundo real y no cualquiera sino del mundo

Varoufakis

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Hace unos días escuchamos en un podcast una entrevista pública a Yanis Varoufakis , el fugaz ministro de Finanzas de Grecia durante el fallido gobierno (2015 – 2019) de Alexis Tsipras . El motivo de la entrevista fue la publicación de un libro sobre asuntos interesantísimos como las nuevas lógicas de acumulación en los tiempos que corren que, según el autor, ya arrasaron con el capitalismo tal como lo conocíamos. El trabajo, cuyo título es Tecnofeudalismo: El sigiloso sucesor del capitalismo , se publica ahora en castellano. En el podcast, luego de la exposición de Varoufakis, hubo tiempo para tres preguntas de la audiencia. Una de ellas inopinadamente trajo al ruedo cómo el gobierno de Milei encajaría con las tesis del autor. Varoufakis desestimó con ligereza cualquier novedad que el presidente representara y lo comparó – en lo económico – con Pinochet. En cuanto al porqué de su intempestivo advenimiento, argumentó que en parte resultó de la corrupción ( estructural ) del peronismo,

Más saqueados que asqueados

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Dos sucesos conmovieron nuestras estructuras el 27 de junio de 2024. Primero, Milei logró pasar legislación por primera vez luego de más de seis meses en funciones, mal rayo lo parta. Una amiga sabia escribió que ahora estamos más saqueados que asqueados. Segundo, Trump, le ganó a Biden el primer debate por las elecciones presidenciales de Estados Unidos a celebrarse en noviembre. Sí, ya sabemos. En Estados Unidos todo es lo mismo, los dos candidatos son lo mismo y acaso asiste razón en lo de la mismidad. Nosotros creemos que no; matices. Trump es peor que Biden. Y Milei es lo peor que nos pasó a los argentinos. Un bajón que andemos cansados y gratis para que nos achuren. Sin embargo hay en la penumbra que iguala una luz discreta que no debe cegar. Nuestra amiga sabia intuye prioridades. Cansados y vencidos – ni aun vencidos – e inútilmente asqueados y rabiosos, y también conscientes del saqueo. Algo es algo. Vale decir, del entendimiento del saqueado como saqueado algo ha de salir.  

Libertad

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Libertad Restaurante Goya. Nuestra mesa da a unos ventanales que revelan un mediodía gris, medio lluvioso, los plátanos mustios de Avenida de Mayo. El amplio salón del restaurante tiene un cartel que dice “bar histórico”. Da la impresión de ser, más bien, un bodegón venido a menos. Culmino una milanesa grasienta que el menú llama a la napolitana, con guarnición. Del otro lado del ventanal aparece de repente un transeúnte que se acerca acompañado de una niña de unos ocho años. Se los nota divertidos, intensos, pobres. El hombre se pone serio y me mira. Justo a mí entre tantos. Me muestra un puño que se lleva semicerrado hacia la boca sin tocarla, lo acerca y lo aleja un par de veces. Gesto de que quiere comer. Hambre enojado. Le gesticulo, a mi vez, que qué quiere que le haga. Me raja lo que debe ser un insulto sonoro. Me hace morisquetas. Me quiere pelear. De la mano de la niña risueña se aleja hacia 9 de julio. Ni un minuto después pasa en sentido contrario muy cerca de mi posición, a

Si le hubiésemos hecho caso a Perón…

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Conocer a Perón Juan Manuel Abal Medina Buenos Aires, Planeta, 398 págs. 2022 (3ra ed., marzo, 2023) Nuestros amigos peronistas perciben compañero a Juan Manuel Abal Medina. Es que con las tribulaciones que sus deberes le demandaron en los 60 y 70 del siglo pasado sería necio disputar esa consideración. A nuestros amigos peronistas los asociamos al peronismo de izquierda, aunque la mayoría entiende el peronismo solo como peronismo; lo de izquierda les parece desaconsejable y superfluo. Último secretario general del Movimiento Peronista (1972 – 1974), Abal Medina proviene de un nacionalismo en el que convergen personajes de lo más conspicuo del conservadurismo y la derecha católica. Estos reaccionarios clásicos incluyen, por ejemplo, al exquisito Marcelo Sánchez Sorondo (1912 – 2012). Juan Manuel Abal Medina se hizo peronista pero no montonero como su hermano Fernando Luis (1947 – 1970). Ni marxista (pág. 42); ni siquiera miembro de la gloriosa Juventud Peronista. “ Yo diría que me hi

Archivo mínimo hallado en Word en una computadora vieja a punto de descartarse (II)

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  Vuelvo a pegar la cita de la entrevista a Jon Sobrino: -             ¿Has pensado por qué no te han matado a ti?”  Y me salió una respuesta tomada casi de antiguas vidas de santos: -             “Pues se ve que no soy digno”. Decíamos que el ser digno de ser matado acaso revela la pulsión sacrificial del que lucha contra los males del mundo. También anuncia la humildad de quien declara, “( P)ues se ve que no soy digno ”. No es gran misterio deducir quién “ ve ” que al que no se mata no se lo mata porque no hizo méritos suficientes. Jon Sobrino acepta humilde que la dignidad evaluada por el que lo mataría no es óptima, no alcanza para ser matado. Entonces, en lo que queda de la vida perdonada han de redoblarse los esfuerzos para la causa. La humildad de Sobrino extiende su alcance al rebajarse el valor de la vida propia respecto de los que sí fueron muertos, que eran mejores. *** Habrá sido el asombro de la entrega del que pese a sus trabajos no alcanza para mártir lo que m

Archivo mínimo hallado en Word en una computadora vieja a punto de descartarse (I)

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El título del archivo es “ 06 – 08 – 2007”. Dice así: -             “¿Has pensado por qué no te han matado a ti?”  Y me salió una respuesta tomada casi de antiguas vidas de santos: -             “Pues se ve que no soy digno”. Anoté hace casi 17 años al pie de la cita que se trataba de un reportaje de Jesús Ruiz Mansilla al cura español Jon Sobrino publicado en El País Semanal y reproducido por Pagina 12 . Como acontece con la mayoría de lo que leo no recuerdo el reportaje y eso que no pasó tanto tiempo. Tampoco la identidad del entrevistado, un jesuita sancionado por el papa Ratzinger. Se me cruzan pistas de por qué lo guardé. La más probable es la religiosidad que me interesaba investigar y luego olvidé entre los que luchaban contra la opresión: curas y militantes ateos y creyentes. Ahora que rescato la cita reconozco que me pudo conmover el candor de la respuesta, aunque tal vez no como en 2007. “No soy digno” compendia la pulsión sacrificial del sacerdote y del militante. Dignid