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Archivo mínimo hallado en Word en una computadora vieja a punto de descartarse (II)

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  Vuelvo a pegar la cita de la entrevista a Jon Sobrino: -             ¿Has pensado por qué no te han matado a ti?”  Y me salió una respuesta tomada casi de antiguas vidas de santos: -             “Pues se ve que no soy digno”. Decíamos que el ser digno de ser matado acaso revela la pulsión sacrificial del que lucha contra los males del mundo. También anuncia la humildad de quien declara, “( P)ues se ve que no soy digno ”. No es gran misterio deducir quién “ ve ” que al que no se mata no se lo mata porque no hizo méritos suficientes. Jon Sobrino acepta humilde que la dignidad evaluada por el que lo mataría no es óptima, no alcanza para ser matado. Entonces, en lo que queda de la vida perdonada han de redoblarse los esfuerzos para la causa. La humildad de Sobrino extiende su alcance al rebajarse el valor de la vida propia respecto de los que sí fueron muertos, que eran mejores. *** Habrá sido el asombro de la entrega del que pese a sus trabajos no alcanza para mártir lo que m

Archivo mínimo hallado en Word en una computadora vieja a punto de descartarse (I)

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El título del archivo es “ 06 – 08 – 2007”. Dice así: -             “¿Has pensado por qué no te han matado a ti?”  Y me salió una respuesta tomada casi de antiguas vidas de santos: -             “Pues se ve que no soy digno”. Anoté hace casi 17 años al pie de la cita que se trataba de un reportaje de Jesús Ruiz Mansilla al cura español Jon Sobrino publicado en El País Semanal y reproducido por Pagina 12 . Como acontece con la mayoría de lo que leo no recuerdo el reportaje y eso que no pasó tanto tiempo. Tampoco la identidad del entrevistado, un jesuita sancionado por el papa Ratzinger. Se me cruzan pistas de por qué lo guardé. La más probable es la religiosidad que me interesaba investigar y luego olvidé entre los que luchaban contra la opresión: curas y militantes ateos y creyentes. Ahora que rescato la cita reconozco que me pudo conmover el candor de la respuesta, aunque tal vez no como en 2007. “No soy digno” compendia la pulsión sacrificial del sacerdote y del militante. Dignid