Alice Munro
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24 – 07 – 24 Una punta de años en Canadá y pese a mi capacidad de lectura no recuerdo haber leído ni una línea de Alice Munro. Tampoco la tengo en mi biblioteca, aunque después de su Nobel me prometí adquirir al menos sus más notables colecciones de cuentos. Eso sí, leerla cuando tuviese tiempo y ganas. Ganas y tiempo: difícil que el chancho chifle. Comentábamos en la entrada anterior que una coincidencia me llevó del personaje Leyla de Los últimos días de Julio Verne de Sergio Olguín a la real Andrea Skinner , hija de la laureada escritora. Skinner fue abusada por su padrastro; Munro supo del episodio y en definitiva tomó parte por su marido. Cuando el hecho alcanzó estado público cayó como una bomba en el mundo lector y también entre quienes la conocían solo de nombre. Inconmensurable la tragedia de Skinner, que se antepone a cualquier consideración sobre qué hacer de ahora en más con la obra de Munro. En esto último ya existen quienes quieren poner en práctica la peliagu