Camioneros del infierno y una protesta que parece una operación militar*

14 - 02 - 22 El convoy de camiones (unos 400) que invadió Ottawa hace tres semanas – ruidoso, camorrero y perturbador de la tranquilidad de esta ciudad – entró con sus tremendos camionazos, bloqueó calles e instaló un campamento a las puertas de Parliament Hill, sede del gobierno canadiense. Estos camioneros expelidos por el séptimo círculo del infierno se oponen en primera instancia a los pases sanitarios que exige el gobierno a todo aquel que entra al país. Después viene una retahíla de demandas incongruentes y contradictorias que tienen que ver con las libertades individuales pero que de todos modos los líderes del convoy incorporan sin dramas a su causa conspirativa y antigubernamental. Los que habitan los vecindarios del centro de Ottawa se han transformado en rehenes sometidos a los bocinazos a toda hora y otras iniquidades de estos envalentonados e impertinentes manifestantes. Lograron esto sin que la policía, tan capaz de persuadir la desmovilización de cualquier protesta por