A vuelo de pájaro
Página 12 publicó una entrevista de Silvina Freira a Marco Bechis por un libro, La soledad del subversivo, que trata según el artículo, sobre su relación con la guerrilla montonera, su secuestro en el Centro Clandestino de Detención (CCD) Club Atlético y otras experiencias acaecidas durante los inacabables setentas.
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Soy un sucker para este
tipo de libros; pertenezco a una menguada audiencia cautiva que en el
afán de fisgonear no discrimina entre buena, regular y mala escritura si de conflictos
setentistas se trata. Por lo general me abstengo de la propaganda milica y
negacionista. Por ahí se me escapan algunos fronterizos pero estos, más que
propaganda se desenvuelven entre la híper crítica y la desembozada antipatía
por las formaciones guerrilleras, que no es lo mismo. A los fronterizos, post lectura,
los encuentro irritantes pero a veces perspicaces y al final de cuentas aportan
a mi pinche intención de intentar abarcar todo lo que tenga que ver con la
década del setenta.
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Bechis,
conocido por haber dirigido Garage Olimpo, cuenta en la entrevista de su experiencia en el CCD, sus
contradicciones con el accionar guerrillero y una comunicación ríspida y fugaz con
un conspicuo representante de Montoneros. No he leído La soledad del
subversivo y lo que hago es un vuelo de pájaro sobre lo que el autor dice en
la nota, que es de sumo interés para la cada vez más menguada audiencia
cautiva que referencié antes. Parece que el autor roza los temas de la
construcción del héroe, la mística del compañerismo, lo justo de la causa y la lucha,
la integridad de los militantes, la tolerancia a la tortura, la inevitabilidad
de la delación, la traición y la resistencia de los arrasados y sus matices,
entre otros. Estas obsesiones atormentarán o glorificarán a los setentosos que
quedan, quizá hasta sus propias muertes, o cerca. Las nuevas sensibilidades generacionales
de jóvenes críticos imbuidos en la problemática no prestan a estas cuestiones la
desatinada trascendencia otorgada por sus predecesores. Seguiré picoteando a
vuelo de pájaro la nota de Freira porque me pica demasiado. Pero solo si me da
el cuero, o las ganas, en tanto me agencio el condenado libro.
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