El pícaro Bardone

 

Las mutaciones ideológicas de que hablamos en una nota previa descalabran a los que piensan que esos cambios estallan la pétrea noción de coherencia. La incongruencia abismal es lo que irrita, aunque la reacción depende del tipo de mutación y de la tribuna que la observe. Lo que hace, por ejemplo, el personaje Vittorio Bardone en la película de Roberto Rossellini (1906 – 1977), El general de la Rovere (1959), no puede resultar antipático para hueste alguna, a menos que se sea un simpatizante rabioso del nazismo. Bardone, interpretado por Vittorio De Sica (1901 – 1974), es un pícaro cuyas acciones medran a medio camino del colaboracionismo pleno en la parte de Italia ocupada por las fuerzas alemanas. El que hace de jerarca nazi del pueblo – el actor Hannes Messemer (1924 – 1991) – pesca al pícaro in fraganti en una de sus engañifas y lo persuade a que infiltre la resistencia partisana que se halla en prisión a cambio de salvar la vida y beneficios adicionales. El arquetipo histórico del pícaro no suscita animadversiones y es el caso de Bardone que se metamorfosea del bribón del principio de la película al aristocrático general De la Rovere, líder reverenciado por los partisanos y asesinado en una instancia anterior del film.

Javier Cercas en Anatomía de un instante (2009) ve la mudanza de Bardone como un cambio positivo y lo compara con el comportamiento de Adolfo Suárez (1932 – 2014), cuando el coronel Tejero intentó su golpe de Estado en 1981. Para Cercas el chisgarabís de Suárez se comportó como héroe en ese instante. Horacio González en Fusilamientos (2022) se fija también en la paradoja del lumpen trocado en héroe en conversión ya definitiva porque al bravo Bardone lo ejecutan junto a los partisanos que debía delatar. En fin, otra de las mutaciones que fascinan a algunas audiencias, en este caso mucho más edificante, aunque ficcional, que la del antiguo teórico marxista Lucio Colletti de la nota anterior.

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