Fuera de quicio
07 – 02 – 25
El cine de Hollywood se encuentra fuera de quicio. Recién
lo notamos, pero no hemos nacido para arreglarlo. El primer domingo de febrero,
típico día corto, oscuro y hostil del invierno boreal, nos sentamos frente al
televisor en el comedor de nuestro hogar para ver Gladiator II (2024).
Habíamos leído que la película era medio mala pero la
dirección de Sir
Ridley Scott, el recuerdo grato aunque distraído de su Gladiator
original, más el placer de reconectarnos con un par de actores de nuestro gusto
nos convencieron de guapear las dos horas y 28 minutos que dura el bodrio. No abundaremos
en las incoherencias de la trama; tampoco en la verificable desconfianza que
producen las secuelas (“segundas partes…”) ni tampoco en la estrepitosa falta no
solo de alguna sofisticación sino de la más mínima gracia del producto final.
La Gladiator original es entretenida y hasta
podría atribuírsele la no subestimación al espectador de este popular y
placentero pasatiempo que es el cine comercial.
En la Gladiator nueva hay dos escenas que no se
pueden denominar de otra manera que esperpentos incomprensibles aún para la
machacona y resquebrajada historia que se cuenta.
Una de ellas es la batalla inicial en el Coliseo en que
el protagonista y sus paisanos combaten contra unos monos que más bien parecen
perros colmilludos salidos del inframundo, unos descendientes toscos de Cerbero
que de no ser por sus horripilantes hocicos ensangrentados causarían risa.
En la segunda, los efectos especiales llenan de agua la
arena del Coliseo, cosa de que quede como una laguna embravecida en la que se
libra ¿un escaramuza naval? Los beligerantes que caen al agua son devorados por
unos tiburones tan truchos como las malas copias del Cerbero de la escena
anterior.
Si los capitostes de la industria cinematográfica estiman
que las audiencias claman por estos adefesios la subestimación alcanza niveles desgraciados.
Si las audiencias claman en realidad por tales adefesios, estamos en el horno.
Si este es el talento fílmico representativo de la época, por más que se trate
de cine comercial, habrá que pensar en una decadencia abisal y que el mundo –
estos tiempos – ha vuelto a salirse de quicio.
ALS (albertoluissacco@guardaconellibro.com)
HD (hugodemarinis@guardaconellibro.com)
https://www.guardaconellibro.ca
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