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Cómo que la literatura no sirve para nada

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  Los últimos tiempos han consensuado que la literatura para ser literatura no le debe nada a nadie. Qué compromisos ni compromisos. Anatomía de un instante es una pieza literaria y no se requiere de nuestra pinche aprobación para afirmarlo. No es lo mismo, sin embargo, que la literatura no le deba nada a nadie que hacer un texto que no sirva para nada. Vamos, que tampoco hay que sublimar “ la literatura de catacumbas ”, ¿acaso Flaubert dedicaba su vida a algo que le parecía inútil? (…) la literatura es extremadamente útil siempre y cuando no se proponga serlo. Si se propone serlo se convierte en propaganda, en pedagogía y deja de ser buena literatura y deja de ser útil . La forma y estilo de esta novela, con estandarización y todo, precisa de algún entrenamiento para aventurarse en su lectura. Cualquier lector distraído la encontraría intragable. La novela cuenta con el oficio autoral necesario y suficiente como para la producción de una obra relevante, informada y divertida. Sus o

J.G. Maestro no quiere tanto a Julio

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Hemos derrochado – o no del todo – alrededor de 43 minutos en un video de YouTube del profesor Jesús G. Maestro que titula su clase “¿Cuándo, cómo y por qué los cuentos de Cortázar han perdido actualidad e interés para la literatura?”. Nos picó la curiosidad porque hemos escuchado que a Julio Cortázar ya no se lo lee como antaño. Pero a Maestro, Jesús, que no piensa que “ lo que envejece y pierde vigencia queda más libre; lo que caduca y está ‘atrasado’ se vuelve artístico ”, se le ocurrió elegir para ejemplificar, Casa tomada , uno de los cuentos emblemáticos del autor. Justo (no decimos “justamente”; cometemos enálage profesor, como a menudo Cortázar) el que acaso perdió vigencia en el sitio donde da clases don Jesús pero que ha envejecido más o menos lozano (otra enálage, Maestro, perdone, pero no son de nuestro gusto los adverbios terminados en “mente” como enseña García Márquez) y hoy se lee bien o mal como cualquier relato célebre en cualquier parte del mundo. El cuento perten

“No aprendí nada nuevo”

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No me extenderé sobre por qué los del palo leen a Carlos Pagni. Hay bastante escrito y buena parte de eso es buena . Pero como le dijo Roberto “Manos de Piedra” Durán a Larry Merchant después del fallo por puntos en su contra en la pelea con Marvin “Marvelous” Hagler el 10 de noviembre de 1983 , “no aprendí nada nuevo” (de Hagler). Pagni es astuto. Lo demuestra en el reportaje con Jorge Fontevecchia en Perfil en el que insiste con buenos modos – y razones debatibles – que en la Argentina el reparto de la torta no alcanza para todos. Nada de celulares, plasmas o tanto Estado para los populáricos. Hay que desatar el nudo de la conurbanización del país o cortarlo. Larga argumentos si bien congruentes, sesgados por derecha. Agrada que parezca tomarse con soda opiniones discrepantes. No tiene tampoco problema con la cita de intelectuales de signo ideológico distinto del suyo, lo que resulta en uno de sus más provocadores atractivos. Si hay crítica a su método – nada grave – es que a menudo

El oficio del novelista y las estandarizaciones

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Cuando hablamos de estandarización de una propuesta literaria como hicimos en un posteo anterior – acerca de Cercas, Anatomía de un instante , etc. – nos referimos a premisas de la enunciación presentadas a manera de paradojas simples, tales como las de las preguntas siguientes: “¿Quién hubiera podido prever que el cambio de la dictadura a la democracia en España no lo urdirían los partidos democráticos, sino los falangistas y los comunistas, enemigos irreconciliables de la democracia y enemigos irreconciliables entre sí durante tres años de guerra y cuarenta de posguerra? ¿Quién hubiera pronosticado que el secretario general del partido comunista en el exilio se erigiría en el aliado político más fiel del último secretario general del Movimiento, el partido único fascista? ¿Quién hubiera podido imaginar que Santiago Carrillo acabaría convertido en un valedor sin condiciones de Adolfo Suárez y en uno de sus últimos amigos y confidentes? ...” (pág. 184) La narración “estandariza”

El amor por la escritura y la palabra

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Gonzalianas Horacio González (Comp. Mariano Molina) Buenos Aires, Colihue, 361 págs. 2021 Cómo se aprende cuando leemos cualquier libro en el que esté involucrado Horacio González. Para los que recuerdan su voz – para quienes todavía escuchan sus palabras, como la despedida de la Biblioteca Nacional – se trata de un expositor exquisito que casi habla como escribe. Un estilo escriturario florido y complicado que parece alterar significados de conceptos y términos que uno asume se usan de otra manera y con los que es un placer engancharse y disfrutarlos. *** Las “gonzalianas” – amables conversaciones compiladas con amigos, algunos jóvenes con inquietudes semejantes a las de González – son más ligeras que otros textos y discursos, nunca circunspectos del todo aunque sí más formales. Asoman aquí episodios mundanos y laterales a los grandes acontecimientos con los que las audiencias habituales del autor pueden no tener la familiaridad de muchas de sus amistades más cercanas. Pe

Contratapas que te bajan la moral

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Me aprestaba a comenzar la lectura de la novela – que la contratapa llama no-novela – Anatomía de un instante (2009) de Javier Cercas, con cierta reluctancia porque Cercas es un tipo que sabe pero se ha estandarizado en la línea comercial. Nada malo con hacer pasta. Escribe largo, últimamente de más, si bien con oficio. Alguien que lo conoce intima que hace esto porque Penguin Random House le exige por contrato que llegue a cierto número (alto) de páginas. Vaya a saber. Disfruté Soldados de Salamina (2001) y no tanto de El impostor (2014) que sí me hizo morir de risa. El hombre, simpático, se las apaña para entretener. Pobre decisión que el pulpo Random House le pidiera un par de líneas, también para la contratapa, al “ olfachón de la cultura ” (Horacio González dixit, en Gonzalianas [87], el antólogo Alberto Manguel, de fugaz paso por la dirección de la Biblioteca Nacional argentina. Ha de ser que entre entretenedores se entienden. Si Anatomía de un instante es “ una de las obras

Moby Dick y el último lector

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Andrés Barba es un escritor y traductor español radicado en la provincia argentina de Misiones. No sabíamos que existía pese a los considerables premios que ha ganado. Cuenta el hombre en un reportaje que mientras traducía Moby Dick “ tenía ” la “ poderosa sensación ” de que era uno de los últimos lectores de esa novela. Es que el mundo está tan cambiado que las novelas de Melville no parecen convocar interesados. Cualquiera que lee un clásico teme lo mismo. Pero tal vez sea pura idea causada por los rumbos reaccionarios a los que aspiran jóvenes y viejos fanáticos antisistema, mezquinos e ignorantes. El actual será un momento de transición, como lo ve Barba, pero de “ emocionante ” – como también dice – no tiene nada. Más bien pavoroso, si nuestros pálpitos apocalípticos tuviesen algún asidero. ALS albertouissacco@guardaconellibro.com